Son las 5:15 de la madrugada del martes 11 de septiembre y para que comience el partido que van a disputar los jugadores faltan cuatro dias y algunas horas. El nuestro, el de los hinchas, acaba de empezar: salgo de mi casa en Buenos Aires o en cualquier otro rincón de la provincia, enciendo el auto y arranco hacia la ruta diría un integrante de la Peña Nacional antoniana o de las tantas filiales que alientan al santo. El HINCHA SUEÑA CON LA VICTORIA DESPUES DE MUCHO TIEMPO EN UN SUPERCLASICO...
Somos veinte mil personas de distintas partes de la Argentina a las que una fuerza centrípeta nos arrastra en coches, aviones o micros hacia un estadio de fútbol en la provincia de Salta, mil seiscientos kilómetros al norte de la Capital Federal, a una vegetación frondosa e ignorada por las guías de turismo, a uno de esos lugares a los que Dios les soltó la mano si es que la había tendido alguna vez. Pero juegan Juventud Antoniana y Central Norte, y nos tomamos tan en serio el fútbol que somos felices en el absurdo. Un superclásico en la selva podría ser una historia de realismo mágico, pero esta vez es literal y más si ninguno de los dos ganó en el Torneo.
¿Elijo ser parte de esta fuerza invisible que me subyuga y me empuja hacia lo desconocido, o Juventud es un magnetismo que me determina sin pedir permiso? Es lo contrario a una recriminación: es, casi, una apología. Como cada vez que viajo para ver a mi equipo, dejo atrás una semana en la que tuve que hacer malabares para congeniar horarios de trabajo y, más difícil aún, convencer a mi pareja de que conducir durante veinte horas (de ida) para ver noventa minutos de un espectáculo que se televisará via internet.Según su punto de vista, una locura, pero desde mi punto de vista la locura sería quedarme en Buenos Aires.¿Qué es un Central Norte-JuventudAntoniana? La respuesta de enciclopedia, el gran clásico del fútbol salteño, resulta ociosa.
De acuerdo con la definición de la publicación inglesa, "la rivalidad entre Boca Juniors y River Plate es la más intensa en el fútbol argentino y, quizás, en América Latina: el partido es un derroche de color, ruido y energía. De acuerdo a las antiguas publicaciones norteñas, Juventud y Central Norte, también presentan derroche de colores, practicaron fútbol siempre a la par de los taitas porteños e incluso Santos y Cuervos se dieron el gusto de amargarlos en alguna oportunidad tiene mucho de parecido y un folklore diferente. El asueto provincial desencadena una gran expectativa y desde varios puntos de la provincia, los amantes del fútbol se llegarán hasta el Martearena para presenciar el Superclasico.
Al iluminarse, la ruta se convierte en un prólogo del Juventud-Central que los futbolistas jugarán el domingo, los cuervos llegaran al Estadio por la Paraguay en tanto las diferentes peñas nacionales, sumado a las agrupaciones avanzaran por la Avenida Tavella para alentar y demostrar que la Banda azul siempre acompaña.
Vamos Juventud, no le falles a tu gente, ponga huevo y vaya al frente con el corazón...
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