lunes, 1 de agosto de 2011

LAS HUELLAS DE LA IDOLATRIA



Los ídolos surgen de la necesidad que tienen los grupos de diferenciarse y es un modelo para identificarse. Es una imagen que aglutina a grupos humanos que de un modo colectivo expresan un instinto social.El pueblo antoniano comienza a edificar un nuevo prototipo,será difícil encontrarlo pero la misión de la UNO ya esta latente.

El ídolo impone pautas de comportamientos, modos de hablar, de decir, maneras de vestir, provocando una actitud casi religiosa frente a él que llega a convertir ese especial vínculo en un ritual.Las oportunidades de conexión son como ceremonias compartidas por los adeptos que refuerzan el sentimiento común de pertenencia.
La formación de un ídolo es de naturaleza muy primitiva, las personas se reflejan en él porque expresan sus propias necesidades. La necesidad básica de Juventud Antoniana es encontrar a un sucesor. A un Nº 9 que tenga el olfato de Jose Lúñíz, el instinto del Ardilla Rivero o el oportunismo del Puma Granica.
Por supuesto que el paladar santo tampoco olvida la creatividad de Miguel "Pichi" Velarde ni las corajeadas de Martin Lígori. En los 60 brillaban Quito Ruiz y el Coya Miranda, los 70 y 80 dieron paso a la calidad de Pablo Cardenas y a los romperedes
Luñiz 10 goles en el Nacional 71, Rivero, máximo goleador del clásico salteño, Garnica Maximo goleador de la historia del santo.
En los 90 Ligori y el Flaco Contreras junto al Topo Gomez, el Pulpo Marin y al Chamigo Iturrieta cerraron el manual,la primer década del 2000 el idilio tuvo varios matises pero los apellidos que lucieron la banda no quedaron grabados en las retinas. Arrancó el post 2010, el pueblo antoniano debe idear un nuevo prócer, su historia y su estirpe así lo indican.

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