El sol de Tartagal desparrama su luz y transforma en insoportable el clima tropical, que por las tardes roza los 45º. Hay que tener aguante para soportarlo, como por ejemplo ese grupo de changos que corre detrás de una pelota en el barrio Güemes. Son picados interminables, rabiosos, de “hacha y tiza” como dicen en la calle. Un flaco espigado, de piernas delgadas y pelo hasta los hombros imparte ordenes desde el arco. “Me inicié en el club Güemes, y ahí pienso hacer mi partido despedida, juntarme con los amigos de la infancia, invitar a los amigos que me dio el fútbol. Dirigentes, periodistas, compañeros, voy a hacer un partido lindo si Dios quiere y elegí ese club para organizarlo porque fue el primero en el que jugué”, le explica el Flaco Valdiviezo a Informatesalta.
Desde sus comienzos hasta su retiro en el medio se armó una historia. Por logros conseguidos José Valdiviezo es el mejor arquero que dio Salta. Jugó en el fútbol del interior, tiene cuatro ascensos sobre su espalda (dos con Juventud, uno con Gimnasia y Tiro y otro con el Lobo jujeño), ganó una copa Sudamericana con San Lorenzo, donde llegó a jugar en Primera división y partidos internacionales.
En al Lerma y San Luis aterrizó un día porque, jugando para Transporte, un club del norte, enfrentó a Juventud Antoniana. Aquella tarde ganó el Santo, pero el Flaco la rompió en el arco, y ahí nomás lo compraron, cuando Sergio Cansino era el titular Antoniano. Y ahí comenzó un romance entre las partes: la hinchada adoptó al Flaco como propio, y Valdiviezo se sintió como en casa.
Y así la vida deportiva de Valdiviezo comenzó a crecer al compás de Juventud, que llegó a la final por el ascenso con Cipoletti. Pero aquél no fue un partido más, ya que ocurrió algo en la vida del arquero que lo dejó marcado para siempre. El primer partido disputado en Salta terminó igualado en cero. La revancha, programada para una semana después, en el sur, pudo haber sido favorable a Cipoletti si es que Valdiviezo aceptaba los 50 mil dólares que le ofrecieron para que vaya para atrás.
Por esos tiempos el presidente de Juventud era el doctor Arroyo, y el club debía algunos meses de sueldo al plantel. A pesar de que José no tenía una moneda en sus bolsillos, rechazó el soborno y no sólo eso: fue figura en aquél partido en el sur, en el que Juventud termina ganando uno a cero y ascendiendo a la B Nacional.
Luego, en esa participación, el Santo llegó a la final con Chacarita, cuando Fernando Donaires armó aquél espectacular equipo compuesto por buenos jugadores, pero fundamentalmente por buena gente.
Y lo bueno de la campaña hizo que San Lorenzo se fijase en él, comprara su pase y José Antonio Valdiviezo iniciara su aventura en el fútbol grande. “Tuve la suerte de compartir canchas con grandes jugadores del fútbol internacional, de jugar en estadios impresionantes y de tener técnicos de una calidad humana y profesional impresionante”, comentó el Flaco.
“Ahora voy a disfrutar de mi familia, porque uno a veces descuida lo suyo por el fútbol, que te da, pero también te quita”, sostuvo, y dejó su agradecimiento para todas las personas ligadas al fútbol. “Me retiré en Gimnasia, un club al que aprendí a querer, como lo quiero a Juventud también. A la gente le digo gracias por el apoyo y le pido disculpar si es que en algún momento contesté un inuslto en la cancha. Al dirigente le digo gracias por valorarme, y a la prensa gracias por respetarme”, concluyó el Flaco que, como dice él, “ahora soy un ex jugador de fútbol que tiene el título de técnico y que algún día le gustaría dirigir a un equipo salteño”.
JOSE ANTONIO VALDIVIEZO
Nació el 7 de enero de 1970 .En Juventud desde 1995 hasta 1999 donde jugo 241 partidos entre sus dos ciclos y despertó el interes de San Lorenzo de Almagro. En el 2009 lo volvieron a tentar para volver a ocupar el Arco antoniano pero priorizó lo económico y terminó su carrera en GYT. Ahora algunos lo quieren en el Consejo de Fútbol, otros ya lo quieren tener como entrenador de arqueros. Gran tipo y mejor persona Exitos "Flaco".
